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Migrantes neotropicales del tipo humano y tipo avifaunal

November 8, 2021

¡Saludos desde Reserva Las Tangaras! Y más específicamente, saludos de nosotros, los nuevos cuidadores voluntarios: Aidan y Mary. Estamos un poco atrasados, pero queríamos compartir nuestro blog de octubre con nuestra audiencia hispanohablante. Entonces, aquí está:

Este mes hemos disfrutado de la exploración de la reserva y nos hemos familiarizado con todo el trabajo necesario para mantener la reserva en buena condición. Empezamos con algunos días de entrenamiento de Jack y Meg, los amables últimos cuidadores. Ahora, estamos ocupados con todo el mantenimiento de senderos, conteo de colibríes, y aplicación de barniz a madera que requiere este empleo. Es mucho trabajo, pero tiene muchas beneficias: nadar en los pozos de bañar refrescantes, dormirse al sonido tranquilo de un coro de ranas, y distraerse cada vez que oímos una bandada mixta en el dosel sobre nuestras cabezas.

Aidan y Mary, los nuevos cuidadores voluntarios, en su primer día en la reserva.

Este mes estamos tomando el blog como una oportunidad para introducirnos y, en honor de las aves espectaculares en la reserva, a cubrir uno de nuestros temas favoritos relacionado con las aves: la migración. (Mary aquí con un breve comentario extra: hemos decidido alternar quien escribe el blog cada mes. Este mes me toca a mi. Tengo que admitir que entre Aidan y yo, soy, la más obsesionada con las aves. Por ende, he tomado la libertad de dedicar mi primera blog a la avifauna increíble que hace Reserva Las Tangaras un lugar tan mágico. Ahora, un poco más sobre nosotros, pero no te preocupes, ¡pronto volveremos a las aves!)

Venimos a Ecuador desde los Estados Unidos. Los dos tenemos una pasión para la naturaleza y tenemos la suerte de trabajar en campos dedicados a su estudio y conservación. Aunque crecimos en el norte de California, hemos pasado los últimos años trabajando en varias posiciones de investigación científica en el oeste de los Estados Unidos. Más recientemente, Aidan trabajó como técnico científico en un refugio de vida silvestre en el suroeste de Montana. Entre otras responsabilidades, instalaba cámaras trampas para capturar imágenes de mamíferos, investigaba como los patrones de comer de las alces afectaban los sauces, y coordinaba el programa de control de las especies invasivas. Mary también trabajaba en Montana, pero ella estaba en las praderas del noreste. Pasaba sus días buscando los nidos de las aves y marcando algunas de las aves con localizadores de GPS. Fue exactamente esto, poner localizadoras pequeñas en las aves que les dan información a los científicos sobre donde van las aves a lo largo del año, que ella encontró la chispa que empezó con su interés en la migración de las aves. (Volvemos a esto pronto, ¡te lo prometo!).

Como es de esperar, mudar al bosque nublado de Ecuador fue un cambio grande de la vida en el estado del cielo grande, como lo llamen Montana en los Estados Unidos. Los ciervos canadienses y águilas calvas han sido reemplazados por los venados colorados y los tucanes, y en vez de ver bisontes por la ventana tenemos una guatusa que, aunque tímida, se ha convertido en una visitante frecuente. Fiel a su reputación como un centro de biodiversidad, el bosque nublado tiene vida silvestre increíble. Y de todo la fauna, destaca un grupo en particular. Sí, ¡las aves!

Como prometí, el blog de Octubre se trata de la migración. Específicamente, la migración de las  aves. También se trata de la importancia de los lugares como Reserva Las Tangaras a este fenómeno tan impresionante, en lo que las aves vuelan hasta diez de miles de millas entre los lugares en los que reproducen y las zonas en las que la comida está más abundante. En nuestra primera mes en la reserva hemos visto aves increíbles: El colibrí estrellita gorjipúrpura diminutivo, cuyas alas, como las de una abeja, hacen un zumbido que se puede oír aun antes de que llega a los bebederos, los gallos de la peña tan extraños, cuyo plumaje carmesí y danzas de apareamiento entusiasticas los han hecho un favorito de tanto los locales como los viajeros internacionales, el Tucán del Chocó elegante, con un canto que resuena por todo el valle, y el mirlo acuático coroniblanco redondo, cuyos movimientos al lado del río son tan animados que las mismas rápidas burbujeantes. Ver todas estas aves, tan brillantes, tan exóticas, tan diferente de las a que estamos acostumbrados, ha sido muy emocionante. Sin embargo, no todas las especies que hemos visto son nuevas para nosotros. Hemos visto algunas especies de aves que también viven en Montana y California: los buitres americanos cabecirrojos, mosqueros negros, garcetas níveas y pibís boreales, para nombrar algunos. Aunque algunas de estas aves simplemente son individuos de las mismas especies que viven en un parte diferente del mundo, otras son las mismos individuos que tenemos en los Estados Unidos. Aves como el pibí boreal, zorzalito de Swainson, y reinita gorjinaranja, todas estas son migrantes neotropicales. Cada primavera, individuos de estas especies migran a América del Norte donde reproducen. Al fin del verano, los mismos individuos, junto con muchos juveniles que salieron del cascarón esta misma primavera, vuelan al sur a la zona neotropical. (Nota: la zona neotropical se refiere a una región que incluye el parte tropical del sur de México, junto con Centroamérica y Sudamérica. Así que un migrante neotropical es una especie que viaja entre la zona donde reproduce en Norteamérica hasta su hábitat de invierno al sur).

Una de las especies más carismáticas en la reserva: el gallo de la peña. Reserva Las Tangaras tiene el lek más grande y activo en Mindo
Estábamos muy emocionados de ver nuestro primer tucán. Los tucanes de pico negro son muy comunes en la reserva y se puede oír sus cantos casi cada día por la tarde.
Siempre estamos felices de ver un mirlo acuático coroniblanco al lado del río.

Para Aidan y yo, nuestro viaje fue alimentado por el combustible de avión y galletas: combustible para los aviones y galletas para nosotros mientras relajábamos cómodamente en nuestros asientos mirando más películas sucesivas que nos gustaría admitir. Al mismo tiempo, billones de aves hacían el mismo viaje al sur. Sin embargo, sus viajes eran alimentados por acumulaciones de grasa corporal adquirido en las áreas de reproducción y sitios de descanso: insectos, moras, y crustáceos convertidos en energía preciosa para la migración otoñal. Es difícil comprender cuán pequeñas son estas estas aves en comparación con los 400,000-500,000 libras de un Boeing promedio. La más pequeña, el colibrí gorjirrubí, es tan ligera como un centavo, con un peso de un poco más que tres gramos. Las aves migratorias no tienen el lujo de cerrar la contraventana para excluir un poco de mal tiempo. Durante su viaje increíble, las aves viajan cienes hasta miles de millas enfrentando tormentas, depredadores, y la extenuación hasta que, por fin, llegan al lugar donde pasan el invierno.

Esta es donde entran los lugares como Reserva Las Tangaras. Cada año en Norteamérica, se gastan grandes cantidades de dinero y muchísimas horas en el campo para investigar las aves en los áreas de reproducción. Los científicos hacen todo lo que pueden para cuantificar cada aspecto medible de la reproducción de las aves en un intento de entender la biología reproductiva de estos animalitos con plumas. A través sus esfuerzos, muchos biólogos esperan ganar información que les ayudara parar y reversar los descensos masivos que tantas especies de aves han experimentado en las últimas décadas. Aunque proteger las aves y su hábitat de reproducción es increíblemente importante, las especies también requieren rutas de migración y hábitat de invierno seguros. Reserva Las Tangaras provee exactamente esto. Desde 2002, las 51 hectáreas de Reserva Las Tangaras han existida protegida del desarrollo. En la reserva, con mucho hábitat, comida, y poco disturbios de actividades humanos, la vida silvestre puede prosperar. La diversidad de aves, insectos, mamíferos, y herpetofauna se debe en gran parte al hábitat saludable que ofrece la reserva. Muchas aves llegan al sur para encontrar que una sección del bosque que una vez servía como un lugar seguro para pasar el invierno ha sido demolido y se ha convertido en un parqueadero para un nuevo edificio de apartamentos. Tal vez estas aves gastan energía valiosa buscando un nuevo lugar para pasar el invierno. Tal vez no sobreviven.

La vegetación exuberante y aguas limpias de la reserva proveen hábitat excelente para las aves y otra vida silvestre.

Lugares como Reserva Las Tangaras aseguran que los migrantes neotropicales tienen un lugar seguro para vivir durante el invierno. Aunque las aves enfrentan muchos otros retos (algunos naturales, como los depredadores, otros, como el cambio climático, causado por los humanos) tener hábitat intacto para pasar el invierno es crucial para la persistencia de las aves migratorias. Por eso estamos tan emocionados cuando vemos la cara dorado de una reinita gorjinaranja bailando entre las hojas y cuando oímos el bip agudo de un pibí boreal desde el dosel. Estas aves han hecho un viaje increíble para llegar aquí. Nosotros estamos felices de que tienen un lugar como Reserva Las Tangaras para pasar el invierno.

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